En el marco del programa Precios Justos, el gobierno nacional y empresarios acordaron un tope al precio del kilo de pan de $680 para septiembre y $715 para octubre. Para esto, la Secretaría de Comercio, la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (Faipa) y la Cámara de Industriales Panaderos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CIPC) reforzarán el funcionamiento del Fideicomiso del Trigo (Feta) que compensa el costo de la bolsa de harina 000 que venden los molinos a las panaderías.
En ese sentido, el precio de la tonelada de harina de trigo subsidiada del Feta continúa en un 40% por debajo del precio de la harina del resto del mercado. Además, la variación interanual del precio de la harina compensada por el Feta fue de 81,2% mientras el incremento general de los precios fue de 113,4% interanual en julio.
Participan del acuerdo más de 5 mil panaderías de todo el país, que deberán señalizar sus locales con cartelería de Precios Justos para que los consumidores puedan identificarlas, en tanto que la Secretaría de Comercio fiscalizará el cumplimiento del acuerdo.
Para conocer el alcance de esta medida en la provincia, La Voz del Chaco consultó con el titular del Centro de Industriales Panaderos, Alejandro López, quien explicó por qué este acuerdo tendría poco impacto en el territorio. No obstante, aseguró que el precio del pan que actualmente tienen las panaderías locales se encuentra en el mismo rango de precio acordado.
El acuerdo
y su alcance
López en primera medida explicó que «es un acuerdo donde el gobierno nacional se compromete a seguir subsidiando una harina, pero no todos los molinos reciben este subsidio. Creo que hay cinco o seis molinos, no hay muchos. De lo cual, como es a nivel provincial, en nuestra provincia llega un solo molino y que no te entrega toda la harina, subsidiada», describió cómo se materializa en la práctica el trato.
«Entonces, hay muy pocos panaderos que consiguen esa harina, los que están comprometidos a tener ese precio de pan, son los que reciben la harina subsidiada primero y que reciben la totalidad de la harina para hacer el pan», diferenció.
En este sentido, recordó que «cuando había arrancado este acuerdo, porque esto viene del Feta, desde hace un buen tiempito, todos queríamos esa harina y directamente el molino le vendió a sus clientes y ahora le está sacando cupo a los clientes. Entonces, muy pocos panaderos tienen ese beneficio», indicó.
«El compromiso de este acuerdo es que el que recibe la harina tiene que tener ese precio. En mi caso, yo no compro esa harina», ejemplificó.
No obstante, el referente destacó que «el pan en nuestra provincia ronda ese precio sin tener que tener una harina subsidiada». Y fundamentó: «Lo que pasa es que a nivel nacional el pan es de $800 o $900, o sea, es otra realidad».
Aguantando
Al describir la coyuntura del sector, López recordó: «Nosotros habíamos ajustado después de las elecciones y ahora estamos aguantando un poquito, esperando que se vuelva a acomodar todo, porque vemos la situación, vemos que no hay poder adquisitivo y bueno, estamos aguantando y achicando nuestros márgenes de ganancias para ver si podemos seguir manteniendo nuestra infraestructura, nuestros empleados», detalló.
«Pero vemos que cada vez aumenta más y nosotros en este momento estamos aguantando y no sabemos qué va a pasar en las próximas elecciones», compartió la incertidumbre generalizada.
Acuerdos provinciales
Al momento de analizar las medidas que ayuden a descomprimir esta situación, el titular del Centro de Industriales Panaderos comentó: «Estamos tratando e intentando comunicarnos, que nos reciba el gobernador porque creemos que cuando ellos nos facilitaban la harina y teníamos un precio acordado era muy beneficioso tanto para el público consumidor como para el panadero», recordó un anterior acuerdo a nivel local con el ejecutivo provincial.
«Esto era una forma directa de ayudarnos a nosotros y a la gente en común. Teníamos una oferta para atraer a los clientes, para que vengan, que puedan llevar su pan».
Y en este punto diferenció: «El acuerdo nacional es un pan de nueve piezas. Nosotros no teníamos nuestro propio pan a un precio diferenciado, una cierta cantidad que es la harina que nos daba el gobierno para hacer esa cantidad de pan sin cambiar la calidad», aseveró.
«Eso creemos que es necesario en esta época que estamos pasando, que todo se está disparando, es necesario para tanto sea para nosotros los industriales de tener una oferta para la gente que más le cuesta y que tenga esta oferta, que la venga a buscar a nuestras panaderías», afirmó.
Al tiempo que indicó: «Lo que nosotros pedimos es un poco de estabilidad para poder proyectar, no a mirar nuestros costos semana a semana, sino poder proyectar con más plazo, de decir bueno, si yo pongo el pan a este precio voy a poder cubrir todos mis gastos, pero yo pongo este precio y mañana no sé si voy a poder cubrir los gastos», ilustró la situación que atraviesan la mayoría de los sectores.
«Porque mañana me aumentó la levadura, pasado me aumentó la harina, el gas viene con aumento, o sea, nada baja, todo sube. Entonces tenemos una incertidumbre en nuestro negocio que nosotros no podemos todos los días salir a aumentar nuestros productos», reconoció atento al depreciado consumo. «La gente camina, la gente no tiene poder adquisitivo, y nadie espera, pero en cambio nosotros sí», aseveró.