La falta de dólares, la inflación, la suba del petróleo y especialmente el congelamiento de precios generan una compleja situación en el mercado de los combustibles, que podría tener consecuencias inmediatas en las restricciones al suministro en las estaciones de servicio. Esto, al acercarse la temporada de la siembra gruesa en el campo, que aumenta considerablemente la demanda, genera el temor por los quiebres de stocks en materia de gasoil entre los estacioneros. El antecedente es lo que sucedió el año anterior, cuando los faltantes de gasoil impactaron con dureza en la actividad.
A la hora de hacer un balance, estima que un número aproximado sería un 16% de faltante fundamentalmente de gasoil en sus dos variedades.
Una de las causas es el encarecimiento del diesel mayorista, que horas después de la devaluación del peso sufrió aumentos de hasta el 35% de su precio. De allí que los transportistas decidieron volcarse a las bocas minoristas y se armó el clásico cuello de botella que afecta a la Argentina en relación a la oferta.
En este sentido, la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) emitió un comunicado en el que precisó que «durante agosto se reportaron diferentes tipos de dificultades para el normal abastecimiento de combustible: desde cupos para la carga y demoras, hasta falta de acceso a gasoil tipo 2 o limitaciones en el medio de pago aceptado».
El Gobierno, a través de la Secretaría de Energía, con el fin de saldar la demanda de consumo de los combustibles, específicamente para el diesel, que suele ser el mayor problema a la hora de picos de demanda productiva, tiene diversos instrumentos. Uno de estos se trata de la resolución SE 25/2006, que dispone que «las empresas refinadoras y los expendedores mayoristas y minoristas deberán cubrir de forma razonablemente justificada el total de la demanda de gasoil, de conformidad a los volúmenes que le sean requeridos a partir de las prácticas usuales de mercado, proveyendo de manera habitual y continua a todas y cada una de las zonas que integran el territorio de la República Argentina».
20 años de la
misma situación
Ante esta situación fue consultado por Radio Nacional Resistencia el referente de la Cámara de Expendedores de Combustibles del Chaco (Cecach), Miguel De Paoli. En primera medida destacó que este instrumento data de 2006, por lo que sostuvo que esta situación al menos lleva 20 años. «Esta resolución pretendía desde el gobierno nacional, en materia de abastecimiento, la obligación de satisfacer las necesidades básicas de la población», indicó y continuó explicando: «La Secretaría de Energía ha verificado que las refinadoras aplican cupos a los expendedores mayoristas y minoristas. En el relato de la resolución 25, en sus propósitos, buscaba la manera de proveer alguna herramienta legal para fortalecer ese abastecimiento hacia la estación del servicio. Esto data de 2006 y seguimos con el mismo problema. Es decir, el Estado nacional tiene que encargarse del abastecimiento de los combustibles, sin embargo la situación no es la misma que hace 20 años», aseguró. Para ampliar su fundamentación el referente realizó una alegoría: «Es evidente que ningún productor de limones en Corrientes, por más que tenga buena voluntad y tenga 100 hectáreas para limones, no puede producir más que 100 hectáreas de limones, si encima tiene una sequía no va a poder proveer toda la producción de limones que quizás haya proyectado. Y esto es un poco lo que está pasando», comparó.
Asimismo, recordó: «Lo que pasó el año pasado tiene que ver con lo que está pasando ahora. El año pasado también faltó volumen en el gasoil y era porque había que importarlo. Prácticamente un 20% del consumo nacional había que importarlo. Y pasa lo mismo que ahora: un litro de gasoil para importar hay que pagar a precios internacionales de USD100. Dólares es algo que no tenemos en nuestras reservas del gobierno nacional, por ende no se puede importar y nos estamos arreglando con lo que hay», reconoció.
Si bien afirmó que «el abastecimiento lo vamos a tener», volvió a utilizar un ejemplo para mayor comprensión: «Si vos compraste para hacer una cena para ocho personas y te caen 12. ¿Qué hacés con los otros cuatro? Cortamos en más pedacitos el asado, o le ponemos pan, o hacemos más ensalada, pero la carne no te alcanza», ilustró.
Cupos arbitrarios
Seguidamente aseveró que «el tema es que el cupo que se asigna, que por sí ya es en base a una predicción arbitraria que fijan y en ciertas pautas que puedan de alguna manera cumplir un pronóstico de producción, no de demanda, tiene que ver con cuántos limones logré en esta cosecha a pesar de la sequía. Tengo para el 70%. Bueno, eso es lo que puedo cupificar y asignar al universo de estaciones de servicio que tengo para entregar esa producción que obtuve este año», ejemplificó. «Ahora, obviamente que el resto, si hay más demanda, hay que traerlo de otro lugar, hay que importar esos limones para que se satisfaga la demanda. Y esto es una situación que no se puede dar porque no tenemos el dinero para salir afuera y comprarlo en las condiciones normales y habituales en las cuales se hace este tipo de transacciones», describió y añadió: «Se está haciendo el esfuerzo de tener que importar. Algo se está importando, pero todavía no tenemos una situación caótica como la del año pasado», advirtió.
«Pero todo esto viene muy retrasado, muy lento, y quizás esa es la razón principal por la cual la sumatoria de cupos de todas las estaciones de servicio no está alcanzando para satisfacer la demanda actual del mercado tal cual se viene dando en esto».
Sin aumento de ventas
Más adelante, De Paoli aseguró que «nosotros tenemos una posición realmente muy triste porque no podemos aumentar el volumen de venta, tenemos un nivel de ingreso congelado de hace seis o siete meses, y no nos damos cuenta de que ahora, por ejemplo, cerramos una paritaria en la que, lógicamente, el sindicato pide un incremento de sueldo que tenga una relación con la inflación actual del 120%, y la propuesta empresaria fue acompañando la evolución que tuvo el precio de combustible, que fue del 60%», indicó. «Entonces, tratar de conciliar esa situación fue tremenda, y realmente explico esto porque uno va y compra un litro de leche, si lo consigue a $600 pagó un excelente precio. O sea, con un litro de leche compra casi dos litros de nafta súper. Y es lo que está mal. Nunca hubo una distancia entre un litro de leche y un litro de nafta de esa magnitud», contrapuso.
«Es como que yo haga una oferta de huevos a $10 cada uno y tenga 500 personas queriendo comprarme, pero tengo solamente una docena».
recomponer toda la cadena
Al momento de delinear una salida a esta situación, De Paoli consideró que «lo que entiendo es que hay que recomponer toda la cadena en todos los aspectos, porque en realidad hoy estamos vendiendo nafta súper a $300, pero la diferencia de lo que realmente cuesta ese litro lo están pagando incluso las personas que andan en bicicleta. Porque alguien tiene que poner esa diferencia. Alguien tiene que pagar ese subsidio que no vemos en el precio final. Y eso se paga con impuestos. Impuestos de la gente que carga combustible y la gente que no carga combustible. Y que cada vez que aumentan los combustibles también aumenta el precio de los alimentos, porque es el transporte de los alimentos y de toda la cadena, es bastante sensible el tema», indicó.
«Hace tres años que el combustible sube la mitad de lo que sube el índice general de precios en la República Argentina, porque está subsidiado. Los demás productos subieron al doble y el combustible sigue acá. Lo que quiero explicar es que hay una lógica de que por algún lado tiene que salir esa diferencia. Y sostener una ficción del precio como se la está sosteniendo en este momento es un sacrificio fiscal tremendo que está soportando todo el país. Solamente que es como gastar con la tarjeta de crédito», finalizó.