La Argentina lleva adelante el primer relevamiento de condiciones de vida de la población LGBTIQ+, en el que el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI-Conicet-Unne) es referente del nodo NEA. El investigador Alejandro Silva Fernández detalló, en declaraciones a Radio Unne, los resultados que dan cuenta de cómo el acceso a la educación, salud y trabajo está condicionado por situaciones de discriminación por motivos vinculados a la identidad de género y la orientación sexual.
Con la participación de 50 investigadoras e investigadores de todo el país, durante tres meses se realizaron encuestas que estuvieron disponibles a través de http://censodiversidad.ar/, en las cuales ahora se ven los resultados preliminares. El doctor en Comunicación señaló que la utilidad y la importancia que tiene este trabajo: «Es la primera vez que se tienen números de estas características, de forma confiable y federal».
El responsable del nodo NEA precisó que los resultados respaldaron las hipótesis iniciales sobre cómo la vulneración de derechos de esta población está relacionada con situaciones de discriminación y violencia, sobre todo para quienes se reconocen como trans/travestis. «Este trabajo justamente lo que busca es generar información certera para poder empezar a orientar políticas públicas específicas a atender a estos sectores, que por determinadas características no están pudiendo avanzar en sus trayectorias de vida».
En lo que respecta al acceso al empleo, en diálogo con la 99.7 Silva detalló que «las personas trans tienen el doble de tasa de desocupación que las personas cisgénero, aquellas que se identifican con el sexo biológico asignado al nacer. Y ahí es donde encontramos respuesta a la pregunta de por qué tiene que haber una ley de cupo laboral trans». Esa normativa, Ley 27636, establece un cupo mínimo de 1% de los cargos y puestos del Estado nacional para esta población.
Otro dato que arrojan los resultados preliminares del estudio es que «cuatro de cada diez mujeres o feminidades trans reportan haber sido desestimadas o despedidas de un trabajo por su identidad de género; entre varones y masculinidades trans el porcentaje es cercano al 30%. Por otra parte, más del 30% de las personas trans señala haber recibido trato desigual respecto a beneficios, cargas o prestaciones laborales o ascensos a lo largo del último año».
En el ámbito educativo, el relevamiento dio que «entre quienes asisten actualmente a un establecimiento educativo, un 16,7% señaló haber sido agredido o discriminado por profesores, directivos o personal de esta institución, mientras que un 20% vivió situaciones de agresión o discriminación por parte de compañeros de estudio». El profesor adjunto en la Unne explicó que «estos números son considerablemente más altos para varones y masculinidades trans, feminidades o mujeres travesti-trans y para no binaries».
Silva enfatizó que estos índices desfavorables para la comunidad travesti/trans se repiten en el plano de la salud: «Cuando uno accede a un mayor nivel formativo puede aspirar a tener un trabajo en mejores condiciones, estar en blanco y tener una cobertura de salud. Cuando cruzamos los datos, vemos que las feminidades trans son aquellas a las que no permiten atravesar toda la trayectoria dentro del sistema educativo; por ende, también dependen casi de forma exclusiva del sistema de salud público».
Así, se refleja en el informe que «casi 20% de las personas encuestadas señaló haber tenido una mala atención o sufrir maltratos por su identidad de género u orientación sexual en un centro de salud o por parte de profesionales de salud. Como ocurre con otros indicadores de discriminación y agresiones evaluados, las personas trans (sobre todo varones trans) y no binaries, reportan porcentajes que representan el doble de estas situaciones».
En relación a la salud mental presentan niveles muy altos de estrés, depresión y angustia, miedo o ansiedad. La mitad de quienes respondieron la encuesta afirmó que tuvieron depresión en el último año, alcanzando a uno de cada siete varones y masculinidades trans. Ellos son quienes también mayormente reportan angustia, miedo o ansiedad, con 88,6%, siendo los gays quienes presentan el menor valor, que de todas formas es muy alto (80,5%).
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