Un helicóptero de las Fuerzas Armadas, más precisamente del rompehielos Almirante Irízar, sufrió este lunes un accidente mientras realizaba tareas de abastecimiento en la base antártica Esperanza, en territorio argentino. No hubo que lamentar víctimas, pero sí roturas que dejaron a la máquina fuera de servicio.
De acuerdo a un comunicado del Estado Mayor conjunto de las FF.AA., el incidente del helicóptero Sea King «provocó roturas menores en su fuselaje y rotor de cola, quedando la misma fuera de servicio, sin causar daños al personal». El hecho ocurrió cerca de las 19.30 de este lunes.
«Cabe destacar que el abastecimiento a las bases antárticas continua con normalidad y la junta investigadora de accidentes aéreos esta analizando las causas del mismo», informaron.
El Sea King es un modelo de helicóptero que utilizan las Fuerzas Armadas desde principios de los 70 y que cuenta con un simple rotor, dos turbinas de poder y tiene capacidad de amerizaje en caso de emergencia. De acuerdo a la información que suministró el ministerio de Defensa, este tipo de aeronave puede operar en condiciones de todo tipo.
Argentina cuenta actualmente con varios modelos de ese helicóptero, que mide unos 18 metros de largo, e incluso los primeros adquiridos en 1970 formaron parte de la 2da. Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora, en Bahía Blanca, que participó en la guerra de Malvinas en 1982.
Los primeros días de ocupación de las Islas, la Escuadrilla realizó el traslado de personal y carga. En general, todos los movimientos se realizaron en malas condiciones meteorológicas con fuertes ráfagas de viento y poco nivel de visibilidad.
«El 30 de mayo de 1982, la Escuadrilla se desplegó hacia la ciudad de Río Grande con la misión de trasladar 10 hombres que se encontraban en la Isla Borbón, al Norte de la Isla Gran Malvina. El personal a rescatar, un oficial y 9 suboficiales pertenecían a la Aviación Naval. La misión era sumamente riesgosa por diversos factores que se debieron tener en cuenta: carecían de armas, por lo que no contaban con capacidad de defensa; el tamaño de las unidades y el ruido de sus motores significaban gran indiscreción; sólo podían alcanzar una velocidad máxima de 120 nudos; la autonomía de vuelo era inferior a la distancia que demandaba la misión; el regreso debía llevarse a cabo en vuelo nocturno a baja altura y entre montañas con posible condición de hielo; y no contaban con radar meteorológico ni de navegación. Por otra parte, la evacuación debía realizarse en cercanías a la zona ocupada por el enemigo (proximidad del Estrecho San Carlos Norte) y los aviones de caza «Harrier» británicos tenían el dominio total del espacio aéreo sobre las islas», cuenta la Armada en la reseña de los Sea King en el país.
Y agrega: «El vuelo de ida demandó más de tres horas, a muy baja altura con un frío extremo. A las 17:30 horas aterrizaron en la Isla Borbón y procedieron a la evacuación del personal. El regreso se inició a las 18:15 horas y siendo de noche debieron usar anteojos de visión nocturna. El vuelo se realizó en total silencio radial, pero manteniendo contacto visual. El aterrizaje tuvo lugar a las 21:55 horas en la Base Aeronaval Río Grande».
Más tarde, los Sea King se incorporaron a la función sanitaria y de rescate. Luego del 14 de junio, tras la rendición argentina, las unidades de la Escuadrilla fueron empleadas para el repliegue de tropas y heridos.
Además de la compra de cuatro de esos helicópteros en 1970 a la empresa Sikorsky, en 1976 se sumó una unidad más. En 1987 se adquirieron otros cuatro de construcción italiana, modelo ASH-3D y entre 2008 y 2013 se adquirieron otros cuatro ejemplares en condición de vuelo de segunda mano excedentes de la US Navy, totalmente recorridos pero en las versiones de transporte.
En el país, los Sea King cumplen operaciones de vigilancia y control del mar desde bases en tierra o buques, particularmente antisubmarinas, de búsqueda y rescate, de transporte e inclusive durante campañas antárticas.
FUENTE: CLARIN