Hace muchos años, compré una parte de un diario que estaba muy relegado en las preferencias de los lectores misioneros. Con mucho esfuerzo e inversión lo posicioné como el número 1 de la provincia y el mayor medio escrito del Nordeste en ventas.
¿Y cómo se logró eso? Simplemente haciendo aquello para lo cual se edita un medio de prensa; informar con la verdad aquello que le sucede a la población, sus carencias, necesidades, pero también aquello que les trae orgullo y felicidad.
Desde hace varios años ya no pertenezco a esa empresa ni soy parte de las decisiones de esta y al mismo tiempo que dejé la compañía, he visto cómo lo que logramos con tanto esfuerzo se iba convirtiendo cada día en todo aquello que denostábamos. Se fue transformando de la voz del pueblo, en la voz del poder.
Por supuesto que lo sigo leyendo todos los días, y muchas veces me da vergüenza la forma solapada en que hacen operaciones de prensa contra el gobierno nacional, para que la gente que lo votó, cambie su opinión. Es que no ven que el camino trazado hasta ahora es el único posible.
Quieren seguir usufructuando de los grandes privilegios que el poder les permite. Ojo, no hablo de que sean dentro de la ley ya que muchas veces la ignoran.
Tantos años de subsidios, amiguismos, etcétera que enriquecieron a muchos pseudo empresarios y funcionarios con el otorgamiento a dedo de obras, subsidios y compras, que ahora que se habla de competencia y transparencia en las contrataciones, tiemblan y prefieren que todo se termine antes de que empiecen a verse los resultados del cambio.
Vergüenza da ver como el intendente de Posadas defiende a capa y espada el precio del colectivo que le cuesta al pasajero entre $690 y $900, pero que, si le sumamos el aporte de todos los misioneros a través del Fondo Fiduciario constituido con aportes de la provincia, debe estar en torno a la famosa tarifa técnica pregonada por el intendente de entre $2 mil y $2.200.
Este señor, obviamente nunca ha viajado en colectivo como para darse cuenta del tremendo negocio que representa para los empresarios.
Y acá no se le puede echar la culpa al empresario que, se sabe, solo pretende aumentar sus ganancias. La culpa es de quien le da de comer.
Supuestamente ese boleto cuesta el doble medido en dólares blue que lo que sale en Estados Unidos o Europa, donde se pagan sueldos entre 3 y 5 veces más altos que en Misiones.
También da vergüenza como operan a través de los pobres y desvalidos. Un ejemplo: las 42 chicas de entre 8 y 18 años del hogar Santa Teresita, un hogar que tuvo que salir a pedir la colaboración de la gente porque no les mandan recursos para atender sus necesidades básicas.
¿No tienen ya suficiente con haberse quedado solas en este mundo, que ahora las trastornan con el posible desalojo?
Eso sí, no hay dinero para el hogar Santa Teresita, pero sí hay millones para operaciones y limar la imagen del Presidente, que entró hace 100 días con el voto de jubilados, dueños de pymes, jóvenes de bajos recursos, para ordenar el desastre y corrupción generalizada que impera en nuestro país.
Un país que gasta mucho más de lo que genera a pesar de tener una de las presiones fiscales más altas del mundo y como ya nadie le presta, tiene la genial idea de seguir emitiendo generando una inflación que todos los meses arrastra a miles a la pobreza.
¿En serio algunos creen todavía que la pobreza en la Argentina es culpa de Milei, que asumió hace apenas 100 días con la peor herencia económica y social de la historia?
Señor gobernador, ¿qué espera para empezar a hacer el ajuste que hace Nación? ¿O acaso la provincia con sus 15 ministerios no está plagada de superposición de funciones pagando sueldos de gente que no hace nada?
¿Y los cientos de millones por mes que deben pagar a unos pocos medios (excluyendo arbitrariamente a otros de manera escandalosa) para que hagan campaña sobre su imagen?
Solo a Primera Edición SA le transfieren -en promedio- $40 millones por mes para que opere y haga propaganda de su gobierno y en contra de la Nación.
¿Usted cree que la gente es tonta y no se da cuenta? Basta con leer los «saludos» que le deja la gente en las redes sociales, abajo de sus propagandas.
Espero que usted y sus funcionarios comiencen a darse cuenta de una vez que el camino por el cual venía nuestro país nos iba a dejar en una situación de un eventual baño de sangre y que sirva a la comunidad que lo votó trabajando para el pueblo.
Porque nadie se va a salvar solo ante una situación calamitosa como la que podría darse. Ahora estamos a tiempo, ya que tenemos a alguien que quiere hacer el cambio que es necesario para modificar el rumbo y cambiar nuestro destino.
Boicotearlo es impedirles un mejor futuro a los argentinos y también a sus hijos y nietos, que por más dinero que les dejen, sólo les servirá para levantar más altos los muros o irse del país.
Escrito por Francisco Pepi Wipplinger, empresario.
Publicado en Plan B Misiones.
Un caso que se repite
Lo de Francisco Pepi Wipplinger no es algo aislado. Un hombre que a lo largo de los años amasó una inmensa fortuna con diversas actividades, entre ellas la gráfica, en determinado momento hizo lo que muchos padres habitualmente suelen hacer, que es la transferencia anticipada de su patrimonio, o de parte de él, perdiendo el control en la dirección de las empresas que creó.
Primera Edición llegó a ser el principal diario de Misiones, en tiempos en los que Pepi estuvo al frente. Casi un hobby para un hombre multifacético que se extendió en distintos planos de la actividad empresaria, siempre con señalado éxito.
La salida a la palestra se da en el marco de una grieta que se evidencia entre sus sucesores que, por tercios, se dividen el capital accionario. Quien fuera su dueño mira ya desde afuera, pero con la autoridad que le otorga el haber sido el hacedor de un medio gravitante.
No se priva de marcar su contradicción con la línea periodística que sigue Primera Edición, que no es la misma, precisamente, que él supo imponer en tiempos en los que estaba a cargo de manera absoluta y hacía valer la independencia de criterio como un bien consciente de que el respaldo que le da la objetividad hace al respeto del público lector.
En los hechos, los gobiernos sueñan con tener prensa adicta. Sucede siempre, y hasta se ensayan proyectos no duraderos en el tiempo de medios adictos o de organizaciones periodísticas como han existido en Corrientes y existen ahora en el Chaco para hablar bien de la gestión oficial. Algo que el Presidente condena y lo ha evidenciado con el cierre de Télam.
Pepi se ha desprendido de gran parte de su enorme patrimonio, que incluía extensiones importantes de campos en el Norte de Corrientes, entre otras cosas, pero conserva lo necesario como para tener autonomía de acción y la posibilidad de expresarse como lo hizo en las últimas horas.
Puso en blanco sobre negro una pauta oficial que le otorgaría el gobierno de Misiones a Primera Edición, lo cual tampoco es tan significativo, porque solo alcanza a USD40 mil mensuales. Según Pepi, para menoscabar la gestión de Javier Milei. Una denuncia pública que en Misiones ha hecho ruido.