Aunque el exgobernador prefiere no blanquear por ahora sus pretensiones de encabezar la nómina de senadores nacionales el año venidero, es un secreto a voces puertas adentro. En el marco provincial, no le sacará el cuerpo a la responsabilidad de reposicionar al peronismo en el peldaño previo a la gran pelea de 2027, donde, además del premio mayor de la Gobernación, se volverá a jugar fuerte por el control de Resistencia, frente a una gestión que ocupa y preocupa al gobierno provincial por la falta de políticas, con indicadores fuertemente negativos que han convertido al Gran Resistencia en la capital de la pobreza.
Jorge Capitanich reapareció con una nota dada a Infobae luego de casi un año en el que tomó distancia de la agenda política. En la provincia se había hecho ver semanas atrás en un reportaje extenso por LT7 Radio Corriente que lo reprodujo LA VOZ DEL CHACO.
En el ínterin se sumó al equipo del Banco Provincia para prestar servicios de consultoría, una contratación que generó revuelo en la oposición bonaerense. También metieron preso a uno de sus funcionarios de confianza, Mauro Andión, ex titular del Instituto de Agricultura Familiar y Economía Popular chaqueño, por presunta malversación de fondos públicos.
Y además estalló la interna peronista, con una disputa de liderazgo inédita en los últimos años.
Capitanich, tres veces gobernador, ex jefe de Gabinete, exsenador, entre otros cargos, estuvo cerca de presidir el Partido Justicialista en 2020, luego de que el Frente de Todos ganara las elecciones. «Era necesario que el presidente no fuera titular del partido, sino del Frente de Todos.
Yo tenía mucho interés en ejercer esa responsabilidad, lo consulté con Alberto y Cristina, pero no prosperó», se lamentó ahora, cuatro años más tarde, en horas críticas para la renovación del espacio.
Pero sus declaraciones van más allá, con la mirada puesta en el futuro del peronismo: su intención de crear una Internacional Justicialista, la reforma de los tres poderes del Estado y los 500 mil predicadores que necesita el PJ para difundir su doctrina.
-Viene de publicar un libro: »El peronismo y sus circunstancias», casi al mismo tiempo en que Cristina Kirchner se lanzó a presidir el PJ. ¿Encuentra algunos puntos de contacto en las consignas que marcó en sus últimas cartas y lo que escribió usted?
-Lamentablemente tenemos dos tensiones, la primera entre el partido y el movimiento, y la segunda entre el poder real y el poder formal. Quien ejerce la Presidencia de la Nación tiene el poder real y eso incluye al poder formal. Esto se supone que resuelve esa primera tensión.
Cuando el peronismo gobierna, el Presidente de la Nación también conduce el partido, aunque efectivamente yo creía que eso era un tema que se podía discutir. En 2020 era necesario que el presidente no fuera titular del partido, sino del Frente de Todos. Yo tenía mucho interés en ejercer esa responsabilidad, lo consulté con Alberto y Cristina, pero no prosperó.
En esta instancia es necesario una ratificación de liderazgos, pero a partir de las elecciones legislativas del año 2025 y después generar las condiciones para una estrategia que permita dirimir los liderazgos para enfrentar el 2027 con una coalición política amplia, plural y democrática, y al mismo tiempo con un plan de gobierno sistémico, holístico e integral, y equipos altamente calificados para llevar adelante la extraordinaria tarea de gobierno. Esto tampoco prosperó, se planteó el 17 de noviembre como fecha de elecciones internas.
Finalmente yo creo que Cristina sintetiza el poder real y el poder formal, ella es la expresión mayoritaria dentro del justicialismo. Pero al mismo tiempo es necesario ser extremadamente respetuosos con el resto de los compañeros que tienen sus ambiciones personales, o también tienen la capacidad de expresar parte del justicialismo.
Ahí hay un problema para nosotros, y es que el justicialismo no puede reducirse al conurbano bonaerense o a ciertas alianzas de carácter geográfico. Debemos interpretar al justicialismo desde una concepción federal.
-¿Eso no ocurre? Sin contar a Cristina Kirchner, muchas figuras fuertes del peronismo son los gobernadores.
-Lo que realmente está pasando es que el justicialismo es una confederación de partidos provinciales, donde los liderazgos locales tienen peso tanto en el Congreso como en el diseño político a nivel nacional, solamente como una suma de aportes pero no como un proyecto que sintetice al país.
En ese contexto creo conveniente y necesario que exista una lista de unidad, que exprese una diversidad de sectores, pero que la exprese de verdad. Que tenga una concepción de carácter federal en su integración y que obviamente tenga la capacidad para no solamente marcar una línea de oposición al gobierno, sino también de ir construyendo alternancia.
Y en ese contexto hay cuestiones que son claves. Primero, el partido tiene más de 3 millones de afiliados, es el padrón más grande de occidente. Se necesita una depuración del padrón de afiliados. La Justicia Federal tiene un criterio de no invalidar genéricamente la ficha para volver a un programa de reafiliación, creo que sería interesante discutirlo metodológicamente en el marco legal y regulatorio correspondiente. Un partido como el nuestro debería tener una meta de 5 millones de afiliados.
Segundo, es imprescindible tener lo que Perón siempre decía: predicadores y realizadores. Necesitamos 500 mil predicadores, eso significa formación de cuadros políticos imbuidos de nuestra ideología, doctrina y formas de organización.
En tercer lugar es necesario redefinir el concepto de territorialización de la política, esto significa no solamente la unidad básica de carácter físico, sino la unidad básica digital. Debemos tener 100 mil unidades básicas físicas y digitales. Y el cuarto punto es un plan de gobierno.
-¿Qué implica depurar y a la vez ampliar la base partidaria? ¿Y cómo serían esas unidades básicas digitales?
-Podemos tener más de 3 millones de afiliados, pero no tenemos una interacción con ellos. En muchos distritos el número de afiliados es superior al número de votos en los procesos eleccionarios.
Un partido debe ser capaz de tener representación, identidad, cohesión y liderazgo. ¿Representamos a los trabajadores desocupados, a los trabajadores integrados o sindicalizados, a los artistas, a los intelectuales, a los profesores, a los policías, al Ejército, a las pymes, a los cuentapropistas, a los emprendedores, a la economía social? Es muy importante lo que Ernesto Laclau plantea como las cadenas de equivalencia, eso implica entender los procesos de mutación que hemos tenido en el peronismo.
Hay que interpretar a esa sociedad heterogénea, cambiante, dinámica, exigente, que requiere otro liderazgo. Somos capaces de entrenar a 500 mil predicadores, que son los que deben ir a discutir desde el kiosco de la esquina hasta el jardín de infantes cuando lleva a sus hijos a la escuela.
Hoy el territorio no es solamente la unidad básica física, donde el afiliado o el vecino iba y se hacían actividades solidarias, culturales, vecinales. La tecnología nos permite tener una identidad de referencia en donde las personas podemos unirnos a través de las redes sociales, donde se genera un intercambio.
Es un factor de aglutinación y de consenso frente a una opción anarcocapitalista que plantea el individualismo metodológico sin una concepción solidaria y comunitaria de la vida. Tenemos que enfrentarnos a eso con una contra hegemonía que tenga que ver con nuestros valores.
«El debate tiene que ser constructivo, plural, sobre las ideas y no sobre las personas»
¿Cree que es un mal indicio que Cristina Kirchner haya encontrado una oposición interna ante la intención de conducir al peronismo?
-Todavía puede ocurrir algo que integre a las partes. No descartaría hasta el último minuto la posibilidad de generar la unidad total, o tampoco que aparezca otra lista, nunca se sabe cómo pueden jugar los actores. Lo razonable sería la unidad.
Será lo que será, lo importante es que termine una etapa y empiece otra. Nadie va a opinar sobre la calidad de Cristina como dirigente política y su liderazgo. En el caso de Quintela, he hablado con él y ha mostrado una voluntad de salir a recorrer el país y de animar un proceso de estas características, que me parece legítimo.
Es necesario respetar la democracia interna. Espero que existan las condiciones para lograr el máximo nivel de consenso. El debate tiene que ser constructivo, plural, sobre las ideas y no sobre las personas.
Muchas veces agudizamos las estrategias de choque y lo único que generamos es mayor confrontación. Los dirigentes tienen que confrontar con la realidad, no con la oposición. Si uno pretende imponer una idea desde una perspectiva dogmática entonces está pretendiendo establecer una cosmovisión de carácter hegemónico para decirle al otro lo que tiene que hacer.
-¿Qué banderas tiene que alzar el peronismo en esta nueva etapa?
-Hay que superar las fronteras nacionales. Perón decía que la verdadera política es la política internacional. Nosotros no hemos hecho absolutamente nada en términos de inserción internacional, fuimos desde la socialdemocracia hasta la internacional liberal, con distintos liderazgos.
Eso es errático, no puede ocurrir. Tenemos la suficiente identidad para propiciar una Internacional Justicialista, o como se llame, frente a los liberales que dicen que hay que exterminar la justicia social. Debemos tener como eje la paz. En un mundo en el que el 2,5% del PBI se destina a la guerra armamentista, la humanidad se merece un partido político que luche por la paz. Tenemos la posibilidad de extinguir el peligro de armas nucleares, promoviendo su eliminación.
Si tomamos lo que se gasta para la guerra y lo invertimos, resolvemos los problemas de la humanidad, alcanza para vivienda, agua potable, cloacas, para mejorar la educación y la salud. Entonces la principal bandera del justicialismo tiene que ser la lucha por la paz, unir a todos los partidos políticos del mundo. Esa sería una contribución extraordinaria, porque la paz resuelve los problemas del desarrollo.
Este problema de las desigualdades estructurales, del cambio climático, de la carrera armamentista, la guerra nuclear, son banderas históricas del justicialismo. Tenemos que ir con todos los partidos de Latinoamérica y del mundo, sentarnos y tener una red de multilateralismo. Ahí tenemos que estar, no discutiendo cuestiones de menor envergadura.
Y hay tres ejes que son insustituibles en el debate que debemos tener. El primero es una reforma constitucional. Llegó la hora de que seamos capaces de discutir el sistema de gobierno. ¿Creemos que es posible modificar los artículos 100 y 101 de la Constitución, del jefe de Gabinete de ministros, para que efectivamente sea un régimen semipresidencial o un sistema en el que coexista un Poder Ejecutivo en la persona del Presidente con alguna capacidad de negociación política con el Parlamento?
Hoy no hay mayoría para designar a un juez de la Corte Suprema, no hay dos tercios y es un problema. Así no se puede gobernar. Es necesario pensar si el jefe de Gabinete adquiere el rol de primer ministro, con mayor o menor atribuciones que en Francia. Hay que discutirlo.
Y tener un sistema unicameral que exprese a las provincias y al pueblo. Uno puede tener 120 diputados, mitad por representación popular y mitad por representación provincial, y que pueda tener equidad en términos de circunscripciones y expresiones políticas. Ese es un debate clave de una reforma constitucional. Y también el Poder Judicial.
«Hay que salir a captar nuevos cuadros»
-¿Con una reforma a la mexicana?
-Claro, a la mexicana. Cuando una de las ramas del sistema republicano tiene tendencia monárquica distorsiona todo. La reforma de los tres poderes requiere un amplio consenso, pero hay que discutirlo.
Es muy importante que esa reforma constitucional cuente con un buen sistema de reforma judicial, que sea transparente, por elección popular, que se discutan los plazos, hay que discutir todo.
-Volviendo a la formación de cuadros técnicos. ¿El peronismo los tiene, debe salir a recuperar dirigentes que se alejaron del espacio o hay que apostar por nuevas generaciones? Ahora por ejemplo estamos viendo una organización estudiantil muy fuerte en las universidades.
-Hay que salir a captar nuevos cuadros porque con lo que tenemos no alcanza. Y a la vez hay que hacer un trasvasamiento generacional. Esto es parte de crear la nueva identidad.
Yo como chaqueño no quiero que la política se discuta en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires o en la Pampa húmeda. Si el 57% del empleo privado formal está en 100 kilómetros a la redonda de Buenos Aires es porque se ha generado una asimetría de carácter estructural desde los cimientos de la Patria.
-En este nuevo proceso, ¿usted se va a preparar para ser candidato?
-En el peronismo una derrota no es gratuita, a pesar de estar 16 años ganando elecciones de forma consecutiva. Las derrotas afectan y, como decía Perón, hay que volver a la cola y volver a empezar.
Soy un militante más, aporto ideas pero sin soberbia ni con el interés de imponer decisiones, sino por el contrario, con mucha humildad para participar de la formación de cuadros.
-¿Cómo explica usted estas tensiones que vemos entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof?
-Tengo un profundo y sincero afecto por Cristina, Máximo y Axel, que es amigo mío de toda la vida. No solamente se debe dar una discusión, también se puede. A nadie se le prohíbe opinar nada dentro del justicialismo, y tampoco ser candidato a nada.
El que no logró ser candidato ni expresar una alternativa en 2023 es porque no tuvo los requisitos necesarios para hacerlo. Pero uno puede inscribir su lista, como hace Quintela ahora; lo mismo hizo Juan Grabois.
-¿Cómo se gestó su llegada al Banco Provincia?
-Me planteó Axel la posibilidad de hacer reportes en materia de economía y política internacional y nacional, que realizamos de forma periódica, y nada más. Es por un lapso corto porque tengo otras cuestiones de agenda.
Me pareció posible hacerlo y con muchísimo gusto lo hago. Después de 2025 no voy a seguir. Él me pidió que recreara el organismo y lo pusiera en marcha, sin ninguna contratación adicional. Creo que hay un ensañamiento conmigo; no puedo entender por qué lo toman así.
El contrato de Jorge Capitanich con el Banco Provincia
-¿Después de 2025, usted va a seguir trabajando con Kicillof, ya sea en el plano provincial o pensando en una proyección nacional?
-Yo tengo un sincero afecto por él y toda su familia, y es recíproco. Pero no lo sé, dependerá de las circunstancias.
-Y en el último tiempo, ¿usted habló con Cristina? Su cercanía con ambos podría ser un puente para ese diálogo.
-Hablo con regularidad, no todos los meses porque no es necesario, pero tengo una excelente relación. Ellos son personas muy valiosas que deben converger en un sistema de máximo nivel de consenso. No nos sobra nadie ni nada, y nos falta mucho, por lo tanto, son personas que tenemos que respetar.
En el caso de Axel, es el gobernador de Buenos Aires, con sólida formación intelectual, experiencia en la gestión de gobierno y legitimidad popular a través del voto. Y de Cristina no vamos a descubrir nada ahora. Se van a ir dando progresivamente mecanismos de acuerdo.
-La primera etapa es 2025. Como estamos hoy, esa elección es más sencilla que la de 2027 para nosotros.
-Porque esto es una balanza: lo que no le funciona al oficialismo son votos que se deslizan a la oposición como castigo. No tiene que ver mucho con las virtudes propias, sino con defectos ajenos.
Pero la elección presidencial sí tiene que ver con virtudes propias. Si no hay un plan integral, equipos muy bien calificados, y una explicación clara de lo que se pretende hacer, entonces vamos a tener problemas. Pero estoy seguro de que nos vamos a poner de acuerdo.
-Hace algunos días detuvieron a Mauro Andión, que fue presidente del Instituto de Agricultura Familiar y Economía Popular (Iafep) durante su gestión como gobernador. ¿Cómo usted lo conoció y cómo se sumó a su equipo? ¿Qué opina de la causa?
-Lo que se hacía era construir viviendas, veredas, espacios de recreación. Se hizo lo que se tenía que hacer para establecer mecanismos de inclusión social. Lo que pasa en el Chaco es que el gobernador Zdero es un populista autoritario. Se extinguió la independencia del Poder Judicial.
Los jueces y los fiscales responden al poder político, cosa que durante mis mandatos no existió. Hay una orden política de generar persecución judicial. Él fue detenido de forma impropia, la acusación es por incumplimiento de los deberes de funcionario público, por supuesta defraudación que no está demostrada.
No existen elementos probatorios; acá hay fines netamente persecutorios. Está probado que es una orden política, y yo lo tengo recontra probado. Esto es lo mismo que empezó el macrismo, con el tema del lawfare.
Acá se dice: ‘Hay una vivienda para la que se dio un anticipo del 30% y está ejecutado un 17%’. Cuando esto ocurre, debe hacerse una notificación desde el organismo correspondiente, y existe una continuación jurídica del Estado. Si no lo hizo la administración anterior, lo tiene que hacer la nueva. Y no es lo mismo un anticipo con 0% de inflación que con 129%; hay problemas de desfase que se producen con los fondos.
Pero el gobierno del Chaco habla de $15 mil millones que recibieron las organizaciones sociales y más de 400 denuncias por irregularidades. No se puede explicar todo eso con que la inflación haya devaluado el presupuesto.
Zdero tiene dificultades para sumar 2+2. Decir semejante estupidez es parte de toda una parafernalia de poder. Que ellos expliquen qué hicieron con todos los casos de corrupción que tienen. Es una persona siniestra, lo peor que le pasó al Chaco en 40 años de democracia.
Veo esto con mucha preocupación, porque Zdero tiene muchísimos casos de corrupción en su gestión y, a su vez, está dispuesto a hacer cualquier cosa para destruir los cimientos del sistema republicano en el Chaco.
Él usó a los medios para tratar de limar mi credibilidad y mi imagen. Estoy absolutamente seguro de que Andión actuó en el marco de la ley y lo va a demostrar. Me consta que su detención fue una orden política.