En diálogo con «La otra campana», el expresidente, gobernador, senador y diputado nacional se refirió al tiempo que se vive en su visita a Corrientes.
Ramón Puerta es un político que no se queda quieto. No le cuesta viajar. Es quizás el político que más conoce el mundo.
Ha estado en 140 países y cultiva la relación con todos los sectores políticos más allá de Misiones donde de hecho apuntala el trabajo político del flamante diputado provincial Pedro Puerta, su hijo, que tiene en la mira la gobernación.
Así se desarrolló el diálogo con el periodista Gustavo Ojeda, en el programa que se emite simultáneamente por LT7 Radio Corrientes y LT25 Radio Guaraní, de Curuzú Cuatiá.
-¿Cómo está usted, ingeniero?
-Muy bien, y muy interesantes tus palabras. Un pequeño retoque para que quede claro. Yo soy peronista, y a veces me toca estar dentro del Partido Justicialista (PJ), cuando el PJ lo es, cuando el partido no representa ideas demasiado viejas, y extraña al pensamiento de vanguardia y del tercer milenio que tiene que interpretar el peronismo. Somos una fuerza política que siempre se actualiza.
Entonces, me ha tocado, en la década del 80, estar en la renovación, que terminó reemplazando a Herminio (Iglesias) y su equipo. Volvimos al poder después de la hiperinflación del 89.
Ahora, otra vez, la cosa se da por afuera, y no por adentro, porque el PJ -salvo honrosas excepciones- está totalmente manejado por quienes, en estos últimos 20 años, llevaron a este desastre argentino, que va a costar mucho arreglarlo, sobre todo si no tenemos partido.
Hay que apurarse, hacer funcionar los partidos, entender que la política no es mala palabra, sino que hay corruptos dentro de la política, que la han desprestigiado, como hay corruptos dentro del mundo empresario, generalmente contratistas del Estado, como hay corruptos en el sistema mediático, pero nunca hay que generalizar, porque hay hermosas excepciones, como la tuya, como la de Rodolfo, y esas excepciones son muchas. Construyamos una Argentina democrática, institucionalmente fuerte, y vamos a salir de esta situación.
-Y en Misiones se está armando la cosa. ¿Vuelve al puertismo?
-Mirá, yo siempre me negué a que se hable de puertismo. Nunca impulsé el puertismo, porque no me gusta fracturar el peronismo. El peronismo es tan grande, y tan útil, para hacer cosas buenas, que si le damos una identidad con un apellido, se va a fracturar, y no se va a tener el universo de voluntades que necesitamos para concretar las cosas buenas que hay que hacer.
Lo que ocurre es que, en Misiones, para que vuelva la democracia, el respeto al pluralismo, para desplazar la corrupción que nace en 2003 con mucha fuerza y sigue presente, esa tarea no es fácil. Corrientes tiene la ventaja de un sistema institucional que funciona.
Hoy, Corrientes, al no tener una aduana interna como tiene Misiones, es una gran provincia forestal e industrial. Misiones está muriendo en sus industrias, tiene una pobreza increíble, con más del 50% de la gente viviendo en esa condición.
Me tocó manejar la crisis del tequila en el 94, la hiper del 89, y ¿qué pasaba? Y bueno, 15%, 20% de pobres, una barbaridad, pero ahora estos muchachos consiguieron más del 50 por ciento. Ahora, quienes gobiernan son muy ricos, y yo los vi llegar con los zapatitos rotos. Hoy son muy ricos. Entonces creo que estoy describiendo claramente cuál es la situación de una provincia y de la otra.
-Siempre destacó su desprendimiento histórico, que pudiéndose quedar más días en la Presidencia de la República, pensó primero en la Patria, después el movimiento y luego los hombres. Usted entregó la Banda y el Bastón Presidencial a otro ciudadano. Esos gestos son de mucho valor.
-El tema de la Banda y el Bastón, era muy claro, lo que dice la Constitución y la Ley de Acefalía. A las 48 horas, Asamblea Legislativa, y elegir quién completaba mandato. Yo impuse a Adolfo Rodríguez Saá.
Había que votar a los 60 días, ese fue el acuerdo que hicimos, donde ya alguien que no estaba, el compañero Juan Manuel de la Sota, fue uno de los impulsores, pero Adolfo renunció el sexto día y se nos produjo un vacío de poder que lo tuvimos que arreglar rápidamente.
Fue un apoyo patriótico tanto de Duhalde como de Alfonsín. Se pusieron de acuerdo y se pudo armar un gobierno de coalición, que, en un año y medio, lamentablemente, se lo entregamos a quien, en 20 años, destruyó los logros de la democracia. Me refiero a estos 40 años de democracia, en los primeros 20, hubo grandes logros, incluso para arreglar los grandes problemas. Esa democracia, a partir de 2003, tenía todos los recursos necesarios para -rápidamente- encarrilarse.
Lamentablemente llegó alguien a quien le interesaban otras cosas, y no el sistema institucional democrático. Así nos fue y ahora tenemos que reconstruir esto. La democracia es el mejor de los sistemas o el menos malo, pero la democracia solo funciona con partidos, con partidos políticos y los partidos políticos tienen que tener políticos.
Tener partidos significa tener por lo menos dos, pero no podés tener 300. Hoy la Argentina tiene 300 partidos, es una joda. Así no se puede. Eso hay que rectificarlo rápidamente y volver a la vigencia de los partidos que representan posiciones claras.
-¿Vamos a tener la oportunidad de hablar para el diario, para la radio en Corrientes, en la ciudad capital?
-Tengo previsto, luego de varios desencuentros por la agenda de ambos, visitar en Corrientes a Rodolfo Martínez Llano, que es una persona que entiende muchísimo de la política nacional, obviamente de la correntina, pero también de la misionera, así que hay que estar charlando con la gente que sabe.
-Martínez Llano excede la geografía política provincial, es un dirigente muy bien considerado en el orden nacional.
Recién usted recordaba al doctor De La Sota, un cordobés de mucho prestigio. Hablando de Córdoba: estamos yendo a un pacto nuevo, pareciera ser el Pacto de Mayo, pero también desde Córdoba muchos peronistas que quieren organizar a nivel país el Partido Justicialista, ¿no?
-Sí, el peronismo. El partido es el paso final, es el broche de oro, hay que tener al partido funcionando, pero no se va a hacer funcionar el partido si no armamos por afuera todo lo necesario para entrar en un partido que tiene que volver a ser la casa de los peronistas y no estar en manos de intrusos.
Generalmente, no quiero generalizar, hay provincias donde son excepciones. Hay más de una, entonces ese tema lo vamos a hacer. En este momento hay una fuerte charla entre (Juan) Schiaretti y (Miguel Ángel) Pichetto, que son líderes de un peronismo que no se ha entregado en estos 20 años. Algunos pudieron haber trabajado desde adentro, otros lo hicimos de afuera. Yo no tengo un minuto de kirchnerismo, porque los conocía, los tuve en mi casa. Fueron útiles cuando eran grandes seguidores de Carlos Menem, de Cavallo.
El gran privatizador de Cavallo fue Néstor Kirchner, por eso cuando discutí con él, le dije: «Néstor, siempre fuiste un hombre de derecha, privatizador, privatizaste como yo, y ahora sos de izquierda». Y me dijo: «Sí, sabés qué Ramón, tenés que entender que lo único que te da fueros es ser de izquierda». Son cosas que las quiero contar porque la historia tiene que ordenar esto. Una historia que se dedicaba a condenar a Carlos Menem, el mejor presidente que tuvo la democracia. Tuvo errores.
Haber permitido que se elimine el ferrocarril, prácticamente, fue un gran error. Haber intentado la re reelección también, pero ¿y todos los otros logros? Los errores los tenemos que corregir. Los 20 años que vinieron después de Menem se potenciaron los errores y se borraron los logros.
Tenemos un país con inflación, la inflación actual, es hiperinflación, dos dígitos de inflación mensual, es la más alta del mundo, hay que arreglarlo rápidamente.