El sur de Brasil «es un escenario de guerra», con ciudades enteras bajo agua y miles de personas incomunicadas, en la mayor catástrofe climática de la región, que deja hasta el momento 78 muertos y más de 115.000 desalojados, dijeron el domingo las autoridades.
Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se les ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul, completamente inundado.
Más de 3.000 personas, entre militares, bomberos y brigadistas, trabajan en el rescate de pobladores que quedaron aislados, en muchos casos sin suministros básicos como agua o energía eléctrica. También en la búsqueda de desaparecidos, que ya suman 105, según la Defensa Civil.
«Es un escenario de guerra y tendrá que tener un tratamiento también de posguerra», expresó el gobernador del estado, Eduardo Leite, junto al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
El mandatario viajó el domingo al estado sureño por segunda vez esta semana para coordinar acciones para mitigar una tragedia que no para de crecer. El gobierno federal «agilizará la entrega de todos los recursos necesarios» para la reconstrucción, prometió Lula, al día siguiente de que Leite pidiera un «plan Marshall» para el estado de 11 millones de habitantes. Los llamados a donaciones en las 341 ciudades afectadas se multiplican, así como las acciones de solidaridad.
Efectivos del ejército se afanan en instalar hospitales de campaña, porque cientos de pacientes debieron ser evacuados de centros de atención médica. Desde escuelas hasta cárceles, todo tipo de infraestructuras se vieron afectadas.
El suministro de agua está interrumpido en 70% de Porto Alegre -de casi 1,4 millones de habitantes- y su región metropolitana, que tiene localidades enteras sumergidas, como Canoas, Guaíba y Eldorado.
En las calles de Guaíba, hoy convertidas en ríos, cientos de lanchas, botes inflables y motos acuáticas van y vienen sin pausa rescatando pobladores encerrados, mojados, sin energía eléctrica. Y las aguas avanzan incontenibles hacia la metrópoli. Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.
Porto Alegre, una ciudad fundada por inmigrantes portugueses en 1772 y ubicada en medio de una enorme cuenca hidrográfica, se desarrolló al influjo de su puerto, que fue clave para el crecimiento de Brasil, reseña en su web la Corporación Andina de Fomento (CAF). Hoy esa bendición se convirtió en desgracia.
La gobernación de Rio Grande do Sul alertó sobre el peligro de más deslizamientos o desmoronamientos de carreteras, que ya han dejado innumerables rutas cortadas en todo el estado y también en el vecino Santa Catarina.