Un llamativo hecho sucedió en una división de la Policía del Chaco y que, a pesar que pasó una semana de la denuncia, no hubo detenciones, no se informó nada de manera oficial y, preocupantemente, desnudó situaciones que deben esclarecerse para no dar más lugar a especulaciones fundadas.
Es que una agente presentó cargos penales contra un sargento. Al contrario cuando se trata de civiles, ningún fiscal emitió una orden de arresto.
Tampoco se dispuso la separación del cargo hasta que se dilucide el caso y menos aún se le dio protección a la supuesta víctima. No se sabe si intervino el Órgano de Control Institucional (OCI), según fuentes policiales que informaron a LA VOZ DEL CHACO.
Peor aún, en la denuncia asoma una especie de «advertencia» de que piense bien si continuará con la causa, ya que otros camaradas podrían sufrir consecuencias colaterales.
Y por si fuera poco, quedó en evidencia que policías en hora de servicio duermen, y si están autorizados, lo harían en el piso, es decir sin ningún tipo de cama que les permita descansar como un ser humano digno.
En este Mes de la Mujer, no sería descabellado tomar en serio este asunto y tomar cartas reales para que la comunidad sienta que se tiene una policía para confiar.
EL HECHO
Priscila Rocío M. (22), estado civil casada, con ocupación de empleada policial ostentando la jerarquía de agente, denunció que el sargento Martín Ramón V. con domicilio en Barraqueras, por supuesto abuso sexual.
Según el escrito presentado el 26 de febrero, a las 13, en el Departamento de Violencia Familiar y de Genero, la denunciante contó que «prestando servicio en el Departamento Policía Científica, División Criminalística, el 25 de febrero, a las 18, ingresé de guardia hasta las 6 del día siguiente».
En ese contexto, según sus dichos «a las 0.45, estimativamente, al terminar el operativo de seguridad preventiva, se fue a buscarme en el móvil N-78 el Sargento de Policía Martín Ramón V. bajamos a la Unidad, donde el resto del personal se encontraba durmiendo en el piso del comedor».
Agregó que «me acosté a lado de mi colega agente de Policía Ludmila N., luego se acostó a mi lado el sargento V., momento en que me duermo y al despertar me doy cuenta que me había tomado la mano derecha cuando me encontraba durmiendo, llevando a su pene logrando que yo lo masturbara por debajo de su ropa».
«Al darme cuenta, sacó rápidamente mi mano, este me vuelve a tomar y la volvió a llevar a su pene, saco de nuevo mi mano, luego me toca la cara con su mano a lo que me cubro con mi brazo y lo empujo, me levanto y salgo corriendo del comedor temblando, luego comencé a llorar porque entre en un estado de shock», aseveró. «Seguidamente me dirijo al baño para lavarme las manos porque tenía mucho asco a lo sucedido y al salir del baño me voy a la guardia y el comandante sargento, Diego P.M., se dio cuenta de mi estado preguntando que me pasaba, pero solo le dije que iba a bajar a realizar una llamada, luego bajo y llamo a mi esposo a las 3, contándole un poco lo que me había pasado porque todavía no podía hablar seguía en shock; luego de 15 minutos se hace presente en mi Unidad», comentó.
DECLARACIONES
La mujer llamó a la oficial de servicio oficial ayudante Pablo M., a quien le contó lo sucedido y avisó de inmediato a la jefa de turno, la subcomisaria Marta C. quien se encuentra a cargo de la División Criminalística.
La historia no terminó allí, ya que una colega de la supuesta víctima dijo que el presunto abusador seguía durmiendo.
Este hombre negó lo ocurrido cuando fue interrogado por la subcomisaria, aunque la oficial señaló a la joven policía que estaba en todo su derecho si deseaba denunciar lo sucedido.
LOS CARGOS
A la joven denunciante no le terminó allí su nefasta jornada, ya que le avisaron que debía presentarse en la Unidad porque la jefa del Departamento, comisaria mayor de Policía, Carina Lilián R., iba hablar con ella y que, paralelamente le daría franco.
A las 9 del 26 de febrero, fue hasta la División Criminalística y en la oficina se encontraba la subcomisaria C. y la comisaria mayor R., a quien le había contado lo que paso durante la guardia con el sargento V. Sin que se entienda bien qué quiso decir la oficial, le manifestó que era libre de denunciar el supuesto abuso, pero que esto iba a transcender a todos los que estaban en la guardia porque estaban durmiendo, que iba a perder un chofer y un empleado policial que están hace mucho tiempo. «Dijo que soy muy nueva para entender lo administrativo, dándome la opción de que ambos nos teníamos que ir de la unidad o cambiarnos de guardia a uno de nosotros dos para no cruzarnos, a lo que le conteste que iba a pensar bien y comunicar a la jefa de División. No pidió medida de prohibición de acercamiento ni botón de pánico», finalizó.