En los primeros días de la semana que se inicia, que tendrá como telón de fondo la crisis en los mercados internacionales por las medidas de Donald Trump, la negociación del país con el F.M.I., la atención de todos puesta en la paridad del dólar, y el paro convocado por la CGT, al que le restará su apoyo la UTA, que prestará normalmente el servicio de transporte, todas las miradas se posarán en la mesa decagonal del cuarto piso del Palacio de Tribunales, donde se reunirán en acuerdo ordinario los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Se descuenta que, antes, formalizará su renuncia el dr. García Mansilla, quien no logró el respaldo de sus pares para continuar. De confirmarse así la especie anticipada por este medio el pasado viernes, la Corte seguirá con tres miembros, lo cual no impide su normal funcionamiento. La posibilidad de su ampliación genera polémica y fuertes resistencias.
El del martes 8 no será un acuerdo ordinario más de los ministros. Más allá de que se firmen varios fallos respecto a los cuales se llegó a consensuar la unanimidad, el Alto Tribunal se apresta a encarar el tiempo que se viene.
Uno de los temas, entre los muchos que hay de alto voltaje político, es la consideración del recurso de queja presentado por la expresidenta Cristina Kirchner, cuyo tratamiento impulsa el ministro Ricardo Lorenzetti para que se resuelva entre abril y junio, antes de que el país entre en la vorágine electoral.
La casi segura salida del ministro García Mansilla hará que su recusación, promovida por la defensa de Cristina, se torne abstracta.
Con ello, el paso siguiente será el de pasar los autos a dictamen del Procurador General de la Nación, quien deberá resolver si sostiene la apelación del fiscal de Casación que también fue en queja, pidiendo que se aumente la pena de 6 a 12 años bajo el encuadramiento de la figura de la asociación ilícita, que había sido desestimada por dos votos contra uno en la Cámara Federal. Deberá también opinar en relación a la queja de la defensa de la expresidenta, aconsejando la admisión o el rechazo.
Importa recordar que el dictamen del jefe de los fiscales no es vinculante, es decir, que el mismo no limita a la Corte en la decisión que estime corresponder.
En el supuesto de que se considere procedente la queja por interpretar que el recurso fue mal denegado, se abrirá la instancia. La sentencia no quedará firme y, seguidamente, la Corte pasará a entender sobre la cuestión de fondo.
Conforme a los precedentes del Alto Tribunal, lo más probable es que la Corte se remita al art. 280 del C.P.P., lo cual supone desestimar el recurso sin tratamiento. Aunque también es cierto que alguna vez se actuó en sentido contrario, pasando a analizar los agravios del quejoso, más allá de que, en esta voluminosa causa, han coincidido más de una decena de magistrados, lo cual torna improbable que la Corte vaya a actuar en sentido contrario.
En este marco, quizás lo más relevante sea el tiempo de la decisión. Esto es, si lo que resuelva la Corte va a tener efectos políticos en la pretensión de la expresidenta de lograr fueros, nacionales o provinciales, en este turno electoral, lo cual la dejaría a salvo de los efectos de la confirmación de una condena que lleva como accesoria la inhabilitación y exclusión del padrón electoral.
En el supuesto de que la condena quede firme antes de la inscripción de las candidaturas, de todas formas Cristina no cumplirá su condena en prisión. Gozará del beneficio que le otorga la ley de quedar bajo el régimen de prisión domiciliaria, con tobillera, aunque debería elegir una sola residencia, que se presume será el domicilio de su hija en el barrio porteño de Constitución.
Mejor suerte terminó teniendo el expresidente Carlos Menem, quien hizo valer sus fueros en función de que murió en su banca de senador, a la que accedió en 2005 y fue reelecto en 2011, luego de sortear con éxito una posible proscripción avalada por la Cámara Electoral Nacional mediante un fallo dejado sin efecto, en un trámite exprés de pocas horas, por la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, que repuso al expresidente en carrera, revocando el fallo del máximo tribunal del fuero electoral y dejando en evidencia que la Corte, que es quien maneja los tiempos, puede resolver en cuestión de horas o tardar varios años. De hecho, Menem murió siendo senador sin que la causa que debía resolver la Corte llegara a su fin. Se declaró abstracta por fallecimiento del imputado.


