La ministra Sofía Naidenoff y la presidenta del Iprodich, Ana María Mitoire, rubricaron el acuerdo el pasado miércoles. El objetivo principal es promover acciones conjuntas en capacitación, docencia, investigación, pasantías educativas, entrenamientos laborales y reparación de ayudas técnicas.
A través del acuerdo, se prevé planificar, coordinar y supervisar acciones conjuntas entre ambas instituciones, incorporando innovaciones tecnológicas y prácticas pedagógicas inclusivas.
En paralelo, se firmaron convenios específicos de cooperación entre el director de Educación Técnico Profesional, Damián Berger, y el vocal del Iprodich, David Otero.
Estos convenios apuntan a articular acciones con estudiantes de escuelas técnicas para la readaptación y reciclado de sillas de ruedas y elementos ortésicos.
Los dispositivos ortésicos comprenden ayudas externas como muletas, andadores y férulas, cuyo objetivo es mejorar la funcionalidad corporal, aliviar el dolor y proteger las extremidades.
Las instituciones educativas involucradas en esta primera etapa del proyecto son la Escuela de Educación Técnica (EET) 2 de Barranqueras, la Técnica 27 de Las Palmas, y las de Formación Profesional 4, 7 y 10 de Resistencia.
FORMACIÓN TÉCNICA CON ENFOQUE SOCIAL Y PRODUCTIVO
La ministra Naidenoff destacó el carácter innovador del programa: «Es un buen paso para un área que necesita una mirada de nosotros, es una solidaridad, un trabajo social muy fuerte».
«Hay que hacer el bien para que nos haga bien como personas», afirmó la ministra, subrayando el valor humano del acuerdo.
La funcionaria explicó que esta iniciativa implica una nueva dinámica para el sistema educativo: «Es un nuevo movimiento para Educación, y se suma la Escuela Técnica, que viene muy bien».
A su vez, remarcó que este tipo de proyectos impulsan una visión del Estado como facilitador del desarrollo: «Es pensar el Estado como emprendedor».
Naidenoff subrayó el objetivo es formar jóvenes capaces de generar sus propios recursos: «Lo más importante es formar emprendedores, lo más bueno es que la gente empiece a crear por sí misma».
La ministra también instó a promover la formación en oficios como alternativa concreta a la dependencia estatal: «Busquemos oficios, no sigamos creando dependencia del Estado».
«Esto es un campo laboral que les queda instalado», afirmó, destacando la continuidad laboral potencial del proyecto. En esa línea, sostuvo: «Crear en los chicos el hábito de ser emprendedores es lo que necesitamos».
Una propuesta pedagógica con impacto social
Alejandro Alegre, supervisor de escuelas técnicas y de formación profesional, valoró el enfoque educativo del proyecto: «El convenio que se firmó es muy importante».
Asimismo, destacó que las escuelas cuentan con los recursos necesarios para llevar adelante este tipo de actividades: «En las escuelas tenemos talleres y prácticas formativas con alumnos».
También remarcó la utilidad de las escuelas de formación profesional: «En la escuela de formación profesional hay oficios en los cuales estos alumnos van a poder desarrollar distintas actividades manuales». «Van a poder tener una capacitación determinada o, caso contrario, poder realizar algunos trabajos», explicó.
Alegre subrayó que el objetivo final es aportar al bien común: «Lo importante de todo esto es poder revalorizar con un fin social». Además, puso en relieve la articulación entre formación técnica y compromiso ciudadano: «Trabajar para un determinado bien».
El proyecto contó también con el acompañamiento de autoridades educativas provinciales y locales. Estuvieron presentes la subsecretaria de Educación, Isabel Sanchuk; y los directores de las Regionales Educativas 10 A y 10 B, Manuel Acevedo; 10 C, Miriam Gómez; y Regional 6, Fabián Benítez.
Participaron, además, directivos y docentes de las escuelas técnicas y de formación profesional involucradas.
Solidaridad, sensibilización y participación
Desde el Iprodich, la presidenta Ana María Mitoire destacó el impacto del proyecto en la formación ciudadana de los jóvenes. «Creemos que es fundamental para lo que es la sensibilización», expresó Mitoire, valorando el rol activo de niños y jóvenes. «Nada mejor que nuestros jóvenes y niños para hacerse carne y son los que muchas veces nos enseñan», afirmó.
Mitoire señaló, además, el valor agregado que implica la participación de las escuelas técnicas: «Es un plus sumar a la escuela técnica, y también un reconocimiento a futuro para los estudiantes».
Según la funcionaria, el proyecto puede convertirse en una oportunidad de inserción laboral para los jóvenes: «Estos jóvenes quizás puedan ser emprendedores en la materia».
En ese sentido, mencionó que el Instituto Chaqueño de Ciencia, Tecnología e Innovación (Iccti) está trabajando en esa misma línea. Mitoire remarcó que esta iniciativa responde a una necesidad real y urgente en el ámbito de la discapacidad. Asimismo, valoró el enfoque transversal del proyecto, que articula educación, salud, tecnología y derechos sociales.
Una idea convertida en política pública
David Otero, vocal de Iprodich, resaltó el valor simbólico y personal del proyecto: «La firma de este convenio entre Educación y el Instituto es muy especial».
Otero explicó que la idea surgió durante su etapa formativa: «Este proyecto se gestó desde antes de recibirme de kinesiólogo ante la falta de sillas de ruedas para las personas con discapacidad».
«Al momento de presentarme como candidato para ser vocal del instituto, presenté este proyecto y hoy, después de mucho tiempo, se puede firmar y estoy muy contento por eso», relató.
El vocal precisó que los estudiantes trabajarán sobre diversos elementos ortésicos: «Realizarán arreglos de sillas de ruedas, muletas y demás elementos de órtesis».
Proveer soluciones terapéuticas
Damián Berger, director de Educación Técnico Profesional, también celebró la iniciativa: «Estamos muy contentos y emocionados con el convenio que se firmó el día de hoy».
Berger explicó que el trabajo comenzará con cinco escuelas: «Arrancamos esta primera etapa con cinco escuelas».
Detalló que la propuesta implica una interacción directa con las necesidades de la comunidad: «El convenio consiste en que podamos arreglar algunas soluciones terapéuticas que tienen algunos chicos o personas con discapacidad».
«El Iprodich nos proporciona esas sillas que tienen fallas y, a partir de ahí, los insumos como para poder darle solución a esas personas», agregó.
La experiencia formativa tiene un valor concreto y solidario: «Hoy por hoy están necesitando de esas herramientas ortopédicas».