Con la creación del Parque Nacional El Impenetrable en octubre de 2014 se produjo toda una serie de transformaciones beneficiosas en la región, tal el caso del servicio gastronómico de calidad que ofrecen «las cocineras de El Impenetrable» a los visitantes del área protegida ubicada al norte del Chaco.
El parque desde sus orígenes tuvo un espíritu democrático y altamente participativo cuando fue creado por suscripción pública a través de una ley propuesta por el gobierno del Chaco, que estableció un sistema de recaudación que habilitó a los ciudadanos la posibilidad de hacer donaciones, para la obtención de fondos necesarios para el proceso de creación del área de resguardo.
Desde entonces el parque de 128 mil hectáreas protege una gran biodiversidad que alberga numerosas especies amenazadas, entre estas el pecarí labiado, el tatú carreta, el oso hormiguero gigante, el tapir y el aguará guazú. El yaguareté Qaramta representa el espíritu vivo del monte chaqueño, cuyos cachorros se preparan para ser liberados y aumentar la población. Además, contiene 28 millones de toneladas métricas de carbono, que contribuyen a mitigar la crisis climática que se cierne sobre el planeta.
Los beneficios que aporta este espacio natural no son solo medibles en términos de conservación: El Impenetrable también se ha convertido en el motor para el desarrollo de la economía social de las comunidades residentes, a partir de la comercialización de bienes artesanales y de la prestación de servicios basados en el turismo de naturaleza y observación de la fauna. Siete años después esta realidad es producto del trabajo mancomunado entre organizaciones de la sociedad civil, entidades del gobierno nacional y organismos del Estado provincial.
La Fundación Rewilding Argentina promueve desde el programa Emprendedores por Naturaleza, el desarrollo de una economía regenerativa con valor agregado bajo una marca distintiva para los habitantes del área protegida. Los productos y servicios que ofrece la marca Impenetrable representan tradiciones, conocimientos ancestrales y respeto por la conservación de la vida silvestre, generando así un ingreso monetario que conlleva mejores condiciones económicas para los vecinos y lugareños.
Se registraron importantes avances para el desarrollo social y comunitario, como la apertura de la nueva Escuela Taller de Turismo de Naturaleza El Bermejito, en el acceso al parque; o la conformación de la Asociación Civil Vecinos de La Armonía, que consta de una comisión directiva y más de 25 socios, habilitados con tarifa unificada en la prestación de servicios de gastronomía, paseos en kayak y en bicicleta, venta de artesanías en cerámica, lanas, palma, tinturas y madera, entre otros.
Además, durante 2021 hubo capacitaciones en cerámica; tintes e hilandería y el Curso de Gestión de Riesgos en Ambientes Naturales; cursos en artesanías y mueblería, presentación de comidas, manejo de huertas y paseos en kayak. Esta formación compartida tiene el objetivo de homologar las acciones entre los asociados, sumando técnicas y conocimientos a lo que ya conocen desde sus saberes ancestrales.
LAS COCINERAS
Las cocineras que ofrecen servicios de gastronomía regional recibieron un entrenamiento en manipulación de alimentos y bebidas, lo que les permitió obtener el carné correspondiente otorgado por la Dirección de Bromatología del Ministerio de Salud Pública y avalado por el Municipio de Miraflores y el Ministerio de Salud de la Nación. A su vez, fueron registradas como prestadoras turísticas de la provincia.
Alina Andrea Ruiz es chaqueña y desarrolla un estilo de cocina que se adentra en las raíces ancestrales. Como capacitadora de las cocineras de El Impenetrable, lo primero que enseña es el sentimiento de valoración del uso de la tierra, cultivando con sus propias manos productos con los cuales puede crear platos y sensaciones.
Como cocinera profesional desde 2008, aunque apasionada por la cocina desde la primera infancia, afirma que «de aquellos años atesoro los aromas típicos del campo, el aroma de las mermeladas de cítricos cociéndose en el fogón de leña, del pan salido de un horno de barro y también el olor al cuero trabajado por las manos de mi abuelo».
Hace doce años abrió las puertas de su emprendimiento personal, el restaurante de campo Anna, ubicado dentro de Finca Don Miguel, en colonia El 44 a pocos kilómetros de Castelli. Allí, Alina se enorgullece por ofrecer un menú logrado íntegramente con productos de la finca, donde practica una cocina que ella misma define como «del kilómetro 0 y con producción propia».
Los nombres tienen que ver con los afectos y el legado de la tradición familiar de sus abuelos inmigrantes checos, de quienes heredó el campo.
«En la Finca Don Miguel producimos en la huerta todo el año hojas y demás verduras como zanahoria, rabanitos y tomates, mientras que en el campo se cultiva mandioca, melones, sandías y zapallos. En cuanto a frutos del monte y de recolección trabajan con mistol, chañar y algarroba, mientras que en la granja crían gallinas, patos, chivos, corderos y cerdos», afirmó la mujer.
«También elaboramos nuestros propios ahumados, carnes curadas, charque vacuno, ricota, quesillos, chorizos, morcillas y conservas dulces, tanto como saladas. También funciona el apiario con el que producimos nuestra propia miel, con ayuda de un apicultor local», agregó.
Los secretos del arte culinario no solo se encuentran en las materias primas, sino también en las recetas y la cocción. En este punto Alina elige la cocina regional para darle valor agregado a las recetas de familias criollas, inmigrantes y de los pueblos qom, ya que Castelli tiene esas tres culturas muy arraigadas.
A todo este bagaje, Alina lo transforma en docencia y capacitación compartida con las cocineras de El Impenetrable, que también tienen sus propios conocimientos y que hacen de la experiencia del intercambio, un aprendizaje muy enriquecedor.
La Escuela Taller de Turismo de Naturaleza El Bermejito les da los medios, Alina la capacitación y Malena del Valle, Nancy Cornu, Graciela Cabana, Estela Castellano y Zulma Argañaraz, la vocación, el compromiso con la calidad y la satisfacción del visitante «que además de degustar una buena comida, debe llevarse una buena experiencia», según destacó Zulma.