La repetición de serios incidentes dentro de las guarniciones militares, con un subteniente fallecido y un suboficial gravemente herido durante dos eventos nocturnos, derivó en una drástica determinación: se prohibió el consumo de alcohol en los cuarteles. esa fue la orden que recibieron todas las unidades por parte del jefe del Estado Mayor general del Ejército, general de división Guillermo Pereda.
Esa medida incluye a las actividades fuera de servicio que se desarrollen en casinos de oficiales o suboficiales, clubes y quinchos instalados dentro de las guarniciones para momentos recreativos. La reiteración de las llamadas “bienvenidas”, fiestas del personal militar en la que aquellos que llegan por primera vez a ese destino cumplen una especie de ceremonia de iniciación en la que abunda la ingesta de alcohol, llevó a esta ley seca militar.
Cada jefe de unidad será el encargado de controlar el cumplimiento de esa orden. Es más, todo evento dentro de un cuartel deberá contar con la autorización del oficial a cargo, que deberá elevar a la secretaría general el motivo de la actividad, la lista de participantes y el oficial o suboficial más antiguo designado como responsable de la reunión.
Y quedó en claro en el mensaje emitido a todas las unidades -conocido con la antigua denominación de radiograma, aunque ahora se trate de un mail no codificado, que la directiva apunta a no tolerar la asociación del uniforme verde oliva con las bebidas alcohólicas. En cada evento deberá ubicarse un cartel con la orden: “En este establecimiento militar está prohibido el consumo de bebidas alcohólicas en actividades dentro y fuera del servicio”.
La inédita orden fue impartida por el jefe del Ejército luego de dos hechos que conmocionaron a la sociedad y a esa fuerza , registrados en apenas tres semanas.
En primer lugar, la muerte del subteniente Matías Chirino, de 22 años, en el Grupo de Artillería de Monte 3 de Paso de los Libres tras un “bautismo” donde hubo exceso de alcohol. Y ahora las gravísimas lesiones que podrían dejar cuadripléjico al cabo Michael Nathanel Verón, de 26 años, tras una celebración muy similar registrada el viernes pasado en el club Achalay de suboficiales del Regimiento de Infantería de Monte 30 en Apóstoles. En esa ocasión también hubo consumo en exceso de bebidas alcohólicas.
La prohibición del consumo de alcohol jamás se había dado en el Ejército y hubiera parecido insólita hace apenas un mes. Es más, luego de cada ceremonia oficial los invitados siempre son invitados a compartir un evento social que se denomina “Vino de Honor”. Esa actividad no podría realizarse ahora con bebidas alcohólicas.
El ministro de Defensa, Jorge Taiana, había advertido que no se toleraría la repetición de actos como el que costaron la vida del subteniente Chirino. El funcionario se reunió en los últimos días con el presidente Alberto Fernández y explicó al mandantario las acciones que se tomaron para erradicar las prácticas violentas dentro de los cuarteles. ”Venimos intensificando las campañas de concientización dentro del Ejército y hemos tomado una serie de medidas más rigurosas desde el fallecimiento del subteniente Chirino en Paso de los Libres”, aseguró el ministro, según un comunicado de prensa.
VERGUENZA
“Siento vergüenza como soldado del Ejército”, dijo a La Nación, el coronel Sergio Jurczyszyn, comandante de la Brigada de Monte XII con jefatura en Posadas que tiene jurisdicción sobre las dos guarniciones en las que se registraron los incidentes.
Lo que le sucedió a Jurczyszyn el sábado 9 de julio difícilmente lo haya experimentado algún otro oficial en la historia reciente. Tras la celebración del Día de la Independencia en la localidad de Oberá junto a las autoridades provinciales, el coronel Jurczyszyn tenía previsto partir inmediatamente a la localidad cordobesa de Río Primero para ponerse a disposición de los padres del subteniente Chirino.
“Le tuve que entregar a ese hombre justo el Día del Padre a su hijo muerto y tenía previsto viajar para ponerme a disposición”, explicó el jefe de la Brigada XII. Sin embargo, justo cuando estaba de por partir de Misiones a Córdoba se enteró de otro episodio muy similar en Apóstoles, donde por el exceso de bebidas alcohólicas un soldado voluntario que había completado la instrucción de suboficial sufrió graves lesiones.
En tanto, familiares del cabo Verón revelaron que el suboficial fue “obligado” a beber alcohol, servir a sus superiores y tirarse en reiteradas ocasiones al agua y en una de esas zambullidas su cabeza golpeó con el fondo de la pileta, por lo que sufrió daños en el cuello
“Recién en 10 o 12 días los médicos podrán determinar si podrá volver a caminar, y su vida aún no está fuera de peligro”, señaló Jurzcyzyn, que en lugar de viajar a Córdoba para estar junto a los padres de Chirino, unas horas después debió decidir si trasladaban en avión sanitario a Buenos Aires al cabo Verón o lo operaban en forma inmediata en el sanatorio Boratti de Posadas. “Si lo trasladaba en avión corría riesgo de morirse y si no se operaba, también”, detalló.
DESOBEDIENCIA
En la cúpula del Ejército no salen del estupor, teniendo en cuenta que apenas tres semanas antes, tras la inexplicable muerte de Chirino, se impartieron órdenes estrictas de controlar cualquier tipo de exceso en estas celebraciones de iniciación o “bautismos”. Es por eso que en el caso de Verón, se tomaron medidas mucho más drásticas que tras lo ocurrido en Paso de los Libres.
Inmediatamente el jefe del Ejército decidió descabezar a la cúpula del Regimiento y relevó del cargo al jefe de la unidad, el teniente coronel Patricio Trejo, al segundo jefe, el mayor Sebastián Notaro y al suboficial mayor Ireneo Suárez a cargo de la subunidad del cabo Verón. En total fueron apartados 15 oficiales y suboficiales.
En los próximos días cuando comiencen las declaraciones bajo juramento para investigar qué pasó exactamente en el club de suboficiales Achalay, el coronel Jurczyszyn espera que la lista de 15 personas pueda crecer con más corresponsables, así como también podrían quedar exculpados algunos que hoy se encuentran involucrados.
El coronel Jurczyszyn viajó a Bernardo de Irigoyen para enviar al jefe de esa unidad como nuevo titular del Regimiento de Infantería de Monte 30 de Apóstoles y reorganizar el mando en esa unidad situada en la frontera seca con Brasil. Además, radicó la denuncia ante la Justicia Federal de Posadas por el posible delito de abuso de autoridad.
De la misma forma que hace tres semanas se tuvo que presentar ante la Justicia Federal de Paso de los Libres para radicar otra denuncia por posible abandono de persona, ya que a Chirino lo dejaron durmiendo con un elevadísimo grado de intoxicación alcohólica que le habría ocasionado la muerte.
Mientras tanto, el cabo Verón se encuentra lúcido pero sin poder mover las extremidades inferiores aún, según se informó. Está esperando el arribo de una prótesis para una segunda operación cervical, informaron en la Brigada de Monte XII. La esposa de Verón, sus padres, tres hermanos, tíos y primos, aguardan la evolución angustiados en la puerta de la clínica Boratti del centro de Posadas.
“Lo obligaban a tomar de todo, porque le dicen que el soldado aguanta, lo hicieron tomar hasta el chimichurri y al final lo hicieron tirar a la pileta, ese es el rito que le hicieron cumplir”, dijo a Radioactiva 100.7, Mónica Rosalino, mamá del cabo que por estas horas lucha por su vida.
FUENTE: LA NACIÓN